Olvida lo pasado y mira con ilusión hacia el futuro.
Aprende de lo que dejaste atrás,
pero no te quedes aprisionado por ello.
Márcate un pequeño programa huyendo
de lo que es imposible cumplir.
Insiste en aquello que las prisas
no te dejaron llevar a cabo.
Restaña el corazón, tu alrededor y las personas
que conviven junto a ti.
Empieza este nuevo año como si fuera,
de verdad, todo nuevo.
Reza por los que no rezan y…
vive por los que no quieren vivir.
Acuéstate dando gracias por el día
que has compartido.
Levántate abriendo la ventana
de tu alma hacia Dios.
Trabaja y piensa, camina y no te detengas;
pero disfruta con aquello que trabajas,
piensas, caminas y dices.
P. Javier Leoz
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