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domingo, 21 de febrero de 2016

Me llevan a ti, mi Señor - P. Javier Leoz



La Iglesia, que guarda, pregona y proclama tu Palabra.
La Eucaristía, que me llena de Ti,
en la que creo, ofrezco, te recibo y me nutre
con tu presencia real y misteriosa.

Me llevan a ti, mi Señor.
La oración que me funde a Ti
y me hace sentir tu compañía y tu protección.
La Gracia, que desde el cielo,
me socorre cuando estoy perdido,
me orienta cuando me encuentro despistado,
me inspira, cuando pido la palabra oportuna.

Me llevan a ti, mi Señor.
La súplica de toda la Iglesia.
La esperanza de los que creen en Ti.
La alegría de los que esperan en Ti.

Me llevan a ti, mi Señor.
El esfuerzo y el sacrificio
de tantos hombres y mujeres,
consagrados a tu Santo Nombre.
La mortificación y el testimonio
de tantas personas que, dejándolo todo,
tiran de la gran camilla, que es el mundo,
para que, ese mundo, se encuentre con Cristo.

Me llevan a ti, mi Señor.
La comunidad creyente, la parroquia,
el grupo, el rosario meditado,
la contemplación de tu Cuerpo y de tu Sangre,
la caridad y la fe, la Palabra y el amor.

Me llevan a ti, mi Señor.
El sacramento de la reconciliación,
los sacerdotes, la vida matrimonial,
la catequesis, el silencio, la paz,
la entrega, la generosidad y tu Espíritu.

¡Cuántas cosas, me llevan a ti!
Haz que nunca me olvide de pedir
la ayuda necesaria,
para que, nada ni nadie,
me aparte de Ti, Jesús.

Javier Leoz

sábado, 2 de enero de 2016

Decálogo para el año 2016 - P.Javier Leoz




Olvida lo pasado y mira con ilusión hacia el futuro.

Aprende de lo que dejaste atrás,
pero no te quedes aprisionado por ello.

Márcate un pequeño programa huyendo
de lo que es imposible cumplir.

Insiste en aquello que las prisas
no te dejaron llevar a cabo.

Restaña el corazón, tu alrededor y las personas
que conviven junto a ti.

Empieza este nuevo año como si fuera,
de verdad, todo nuevo.

Reza por los que no rezan y…
vive por los que no quieren vivir.

Acuéstate dando gracias por el día
que has compartido.

Levántate abriendo la ventana
de tu alma hacia Dios.

Trabaja y piensa, camina y no te detengas;
pero disfruta con aquello que trabajas,
piensas, caminas y dices.          

P. Javier Leoz

jueves, 17 de diciembre de 2015

Comunicación - Mensaje Espiritual



Cada día resulta más fácil comunicarse
con los hombres; pero, ¿y con Dios?
Aquí tienes algunas reglas para llamarle
y contar con Él, cuando desees:

Una conversación telefónica con Dios
no es un monólogo.
No hables sin parar,
escucha al que habla al otro lado.

Si la conversación se interrumpe,
comprueba si has sido tú el causante del corte.

No adoptes la costumbre de llamar
sólo en casos de urgencia.
Eso no es trato de amigos.

No seas tacaño.
No llames sólo a las horas
de “tarifa reducida”, es decir,
cuando toca o en fines de semana.
Una llamada breve en cualquier momento
del día sería realmente ideal.

Las llamadas son gratuitas
y no pagan impuestos.

No olvides decirle a Dios que te deje
en el contestador todos los mensajes
que quiera y cuando quiera.

Toma detallada nota
de las indicaciones que Él te diga,
para que no las eches en olvido.

Si a pesar del cumplimiento de estas reglas,
la comunicación se torna difícil,
dirígete con toda confianza a las oficinas
del Espíritu Santo.
Él restablecerá la comunicación.

Si tu teléfono no funciona,
llévalo al taller de reparación
que lleva por nombre “Confesión & Perdón”.
Allí todas las reparaciones son gratuitas
y tienen una garantía de por vida.