Cada día resulta más fácil comunicarse
con los hombres; pero, ¿y con Dios?
Aquí tienes algunas reglas para llamarle
y contar con Él, cuando desees:
Una conversación telefónica con Dios
Una conversación telefónica con Dios
no es un monólogo.
No hables sin parar,
escucha al que habla al otro lado.
Si la conversación se interrumpe,
Si la conversación se interrumpe,
comprueba si has sido tú el causante del corte.
No adoptes la costumbre de llamar
No adoptes la costumbre de llamar
sólo en casos de urgencia.
Eso no es trato de amigos.
No seas tacaño.
No seas tacaño.
No llames sólo a las horas
de “tarifa reducida”, es decir,
cuando toca o en fines de semana.
Una llamada breve en cualquier momento
del día sería realmente ideal.
Las llamadas son gratuitas
Las llamadas son gratuitas
y no pagan impuestos.
No olvides decirle a Dios que te deje
No olvides decirle a Dios que te deje
en el contestador todos los mensajes
que quiera y cuando quiera.
Toma detallada nota
Toma detallada nota
de las indicaciones que Él te diga,
para que no las eches en olvido.
Si a pesar del cumplimiento de estas reglas,
Si a pesar del cumplimiento de estas reglas,
la comunicación se torna difícil,
dirígete con toda confianza a las oficinas
del Espíritu Santo.
Él restablecerá la comunicación.
Si tu teléfono no funciona,
Si tu teléfono no funciona,
llévalo al taller de reparación
que lleva por nombre “Confesión & Perdón”.
Allí todas las reparaciones son gratuitas
y tienen una garantía de por vida.
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