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viernes, 8 de enero de 2016

¡Vayamos! ¡Corramos! - P. Javier Leoz


Un Año Nuevo, como portal sostenido por 365 vigas,
nos espera para vivir junto a Dios
y para, después de Navidad, no olvidarle.

Un calendario, con 365 días virginales,
aguardan el color de nuestra esperanza,
la profundidad de nuestra fe,
la riqueza de nuestras buenas obras.

Para que, la PAZ que nos ha brindado la Navidad
no se apague con el cañón de la violencia,
ni se marchite la esperanza que el hombre abriga.

Que los 12 meses que nos saludan
sean oportunidades para ser mejores.
Piedras para construir un nuevo mundo.                               
Palabras que alienten al hombre.

Dejemos atrás sinsabores y fracasos.
Apartemos a un lado lo que nos impide
vivir de nuevo y con aire fresco.
Dios, entre otras cosas,
nos da la fuerza que viene de lo alto.

Atrás quedó lo viejo y nos espera lo nuevo.
Atrás quedaron asignaturas pendientes,
pero Dios nos da otra oportunidad
para amar y entregarnos,
para levantarnos y ser más hermanos.


El Señor, con su Nacimiento,
ya está alumbrando con 12 lámparas
cada mes de este Año Nuevo.
El Espíritu, con su brisa suave
nos infundirá 365 soplos de aliento divino.
La Virgen María, Madre de Dios y nuestra,
marchará delante de nosotros, sus hijos e hijas,
ayudándonos a vivir dignamente cada hora
y cada segundo, cada día y cada instante,
de este Año Nuevo que ahora se inicia.
¡Vayamos! ¡Corramos!
La vida y la fe nos espera.

P. Javier Leoz

sábado, 2 de enero de 2016

Decálogo para el año 2016 - P.Javier Leoz




Olvida lo pasado y mira con ilusión hacia el futuro.

Aprende de lo que dejaste atrás,
pero no te quedes aprisionado por ello.

Márcate un pequeño programa huyendo
de lo que es imposible cumplir.

Insiste en aquello que las prisas
no te dejaron llevar a cabo.

Restaña el corazón, tu alrededor y las personas
que conviven junto a ti.

Empieza este nuevo año como si fuera,
de verdad, todo nuevo.

Reza por los que no rezan y…
vive por los que no quieren vivir.

Acuéstate dando gracias por el día
que has compartido.

Levántate abriendo la ventana
de tu alma hacia Dios.

Trabaja y piensa, camina y no te detengas;
pero disfruta con aquello que trabajas,
piensas, caminas y dices.          

P. Javier Leoz

viernes, 1 de enero de 2016

Año nuevo, vida nueva - Padre Mariano de Blas, L.C.



Empezar un nuevo año, como si fuera cualquier cosa,
es una enorme torpeza; un año de vida es un regalo
demasiado grande para echarlo a perder.

¿Alguna vez has sentido en lo más hondo de tu ser
ese deseo profundo y enorme de mejorar o de cambiar?
Si es así, no dejes que el deseo se escape,
porque no todos los días lo sentirás.
Si hoy sientes esa llamada a querer ser otro,
a ser distinto, atrápala con fuerza y hazla realidad.

El inicio de un nuevo año es el momento para reunir
las fuerzas y toda la ilusión para comenzar
el mejor año de la vida, porque el que se proponga
convertir éste en su mejor año, lo puede lograr.

El año nuevo es una oportunidad más para transformar
la vida, el hogar, el trabajo en algo distinto.
«Quiero algo diferente, voy a comenzar bien;
así será más fácil seguir bien y terminar bien.
Quizá el año pasado no fue mi mejor año,
me dejó un mal sabor de boca.
Éste va a ser distinto, quiero que así sea;
es un deseo, es un propósito, y no lo voy a echar a perder.
Tengo otra oportunidad que no voy a desperdiciar,
porque la vida es demasiado breve».

¿Quién es capaz de decir:
«Desde hoy, desde este primer día, todo será distinto?
En mi hogar me voy a arrancar ese egoísmo
que tantos males provoca; voy a estrenar un nuevo amor
a mi cónyuge y a mi familia; seré mejor padre o madre.
Seré también distinto en mi trabajo, no porque vaya
a cambiar de trabajo, sino de humor.
En él incluso voy a desempolvar mi fe, esa fe arrumbada
y llena de polvo; voy a poner un poco más de oración,
de cielo azul, de aire puro en mi jornada diaria.
Ya me harté de vivir como he vivido, de ser egoísta,
tracalero, injusto. Otro estilo de vida, otra forma de ser.
¿Por qué no intentarlo?»

En los ratos más negros y amargos, llenos de culpa, piensas:
«Por qué no acabar con todo? Pero en esos mismos momentos
se puede pensar otra cosa: ¿Por qué no comenzar de nuevo?»

Algunos ven que su vida pasada ha sido gris, vulgar y mediocre,
y su gran argumento y razón para desesperarse es:
«He sido un Don Nadie, ¿qué puedo hacer ya?»
Pero otros sacan de ahí mismo el gran argumento,
la gran razón para el cambio radical positivo:
«No me resigno a ser vulgar; quiero resucitar a una vida mejor,
quiero luchar, voy a trabajar, quiero volver a empezar».
 
Un año recién salido de las manos del autor
de la vida es un año que aún no estrenas.
¿Qué vas a hacer con él? El año pasado
¿no te gustó?, ¿no diste la medida?
Con éste ¿qué vas a hacer?
Un nuevo año recién iniciado: todo comienza,
si tú quieres; todo vuelve a empezar...

Yo me uno a los grandes insatisfechos,
a los que reniegan de la mediocridad,
a los que, aún conscientes de sus debilidades,
confían y luchan por una vida mejor.

Todos desean a los demás y a sí mismos
un buen año, pero pocos luchan por obtenerlo.
Prefiero ser de los segundos.


Padre Mariano de Blas, L.C.