Un Año Nuevo, como portal sostenido por 365 vigas,
nos espera para vivir junto a Dios
y para, después de Navidad, no olvidarle.
Un calendario, con 365 días virginales,
aguardan el color de nuestra esperanza,
la profundidad de nuestra fe,
la riqueza de nuestras buenas obras.
Para que, la PAZ que nos ha brindado la Navidad
no se apague con el cañón de la violencia,
ni se marchite la esperanza que el hombre abriga.
Que los 12 meses que nos saludan
sean oportunidades para ser mejores.
Piedras para construir un nuevo mundo.
Palabras que alienten al hombre.
Dejemos atrás sinsabores y fracasos.
Apartemos a un lado lo que nos impide
vivir de nuevo y con aire fresco.
Dios, entre otras cosas,
nos da la fuerza que viene de lo alto.
Atrás quedó lo viejo y nos espera lo nuevo.
Atrás quedaron asignaturas pendientes,
pero Dios nos da otra oportunidad
para amar y entregarnos,
para levantarnos y ser más hermanos.
El Señor, con su Nacimiento,
ya está alumbrando con 12 lámparas
cada mes de este Año Nuevo.
El Espíritu, con su brisa suave
nos infundirá 365 soplos de aliento divino.
La Virgen María, Madre de Dios y nuestra,
marchará delante de nosotros, sus hijos e hijas,
ayudándonos a vivir dignamente cada hora
y cada segundo, cada día y cada instante,
de este Año Nuevo que ahora se inicia.
¡Vayamos! ¡Corramos!
La vida y la fe nos espera.
P. Javier Leoz
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