viernes, 26 de febrero de 2016

Espíritu joven

No importa tu edad,
lo que cuenta es tu espíritu joven.
La juventud no es cuestión
de tener poca edad,
sino de una posición mental
y de vitalidad de espíritu.

No envejeces por vivir mucho tiempo,
sino por negarte a mirar la vida
como una verdadera oportunidad
de alcanzar un alto ideal.

Tú eres tan joven como tu FE,
tan joven como tu esperanza
y tan joven como tu alegría.
Llena de vida tu tiempo vivido,
y no te importe cuánto has vivido.

Lleva como un viático, por la vida,
tu decisión de contribuir
a la humanización propia y ajena,
para rejuvenecer al mundo.

Y sobre todo, ábrele los brazos
del amor de Dios, a todo aquel
que quiera acercarse a ti.

No lo menosprecies
porque no esté a tu altura.
No cierres tus oídos espirituales,
porque tú nunca sabes
en qué pequeñez Dios quiera hablarte. 
Se joven para Dios y para el mundo.

jueves, 25 de febrero de 2016

Cuaresma para la Fe-P. Javier Leoz


Señor:
Un año más me convocas al ascenso hacia la PASCUA.
Soy consciente de que, tal vez, me encuentras
con las mismas dudas y batallas de siempre.
¡Perdóname, Señor!
Quisiera rezar, y siempre encuentro mil excusas.
Sacrificarme, y me digo que son cosas del pasado,
darme generosamente, y pienso que tal vez,
algunos, se aprovechen de mi buena voluntad.
Tú, Señor
sales a mi encuentro, para levantarme de nuevo,
y recuperar las ganas de creer y de vivir en Ti.
Sales a mi paso, para que mirándote a los ojos,
descubra que merece la pena seguirte.
Caminas hacia el calvario, para hacerme entender
que la vida es grande cuando, al igual que la tuya,
se ofrece por salvar y garantizar una vida eterna a los demás.
¡Ayúdame, Señor!
¡Quiero ser peregrino en este Año de la Fe!
Que tu Palabra no falte en mi equipaje, para conocerte.
Que el ayuno, sea hambre de tu presencia.
Que mi caridad, estalle sin demasiado ruido.
Que mi oración, brote espontáneamente
para nunca, por ella, dejar de buscarte y de tenerte.
¡Ayúdame, Señor, en este Año de la Fe!
A comprender que este tiempo al que tú me invitas,
es oasis de meditación, de conocimiento y de búsqueda.
Retorno de los malos modos o ásperos caminos.
Re-encuentro con el gran olvidado: DIOS.
Si en algún momento, yo me olvido de esto, Señor;
remueve mis entrañas y mi memoria,
para que jamás olvide o deje en el tintero
tantos momentos de tus dolores y sufrimientos,
en rescate, salvación y recuperación íntegra del ser humano.
Amén.
P. Javier Leoz

miércoles, 24 de febrero de 2016

Estás en manos de Dios-P. Teilhard de Chardin S.J

Piensa que estás en manos de Dios,
tanto más fuertemente agarrado
cuanto más decaído y triste te encuentres.

Vive feliz, te lo suplico.
Vive en paz. Que nada te altere.
Que nada sea capaz de quitarte tu paz.
Ni la fatiga psíquica, ni tus fallos morales.

Haz que brote y conserva siempre
en tu rostro una dulce sonrisa,
reflejo de la que el Señor
continuamente te dirige.

Y en el fondo del alma coloca,
antes que nada, como fuente de energía
y criterio de verdad, todo aquello
que te llene de la paz de Dios.

Recuerda:
cuanto te reprima o inquiete es falso.
Te lo aseguro en nombre de las leyes
de la vida y de las promesas de Dios.
Por eso, cuando te sientas
apesadumbrado y triste
adora y confía...

P. Teilhard de Chardin S.J

martes, 23 de febrero de 2016

Misericordia, Señor - P. Javier Leoz

Ante las heridas que se abren en el cuerpo
de la humanidad, seamos bálsamo que se haga presente
donde las carnes sangran y los corazones odian y ya no aman.

¡Misericordia, Señor!
Frente a las mentes frías y calculadoras
que todo lo pervierten, que denunciemos,
por activa y por pasiva, que sólo el amor
transforma y ofrece bienestar al que lo busca.

¡Misericordia, Señor!
Que, ante los afanes que nos interpelan
e interrogan, seamos capaces de no perdernos
en el ruido y caminar hacia la fuente
de la misericordia infinita que eres Tú.

¡Misericordia, Señor!
Para rompernos y repartirnos y regalar
lo que otros no tienen:
alegría ante el lodo de la tristeza,
fuerza ante la fiebre de la debilidad,
ilusión ante el desencanto de una vida fácil,
perseverancia ante una fe inconstante, raquítica y perezosa.

¡Misericordia, Señor!
Que el enfermo vea en nosotros medicina
y el hambriento un trozo de pan en nuestras manos.
Que para el sediento seamos agua fresca
y el que busque cobijo encuentre en nuestra casa, su casa.
Que el desnudo se revista de nuestro vestido
y el encarcelado en mil cárceles del mundo,
encuentre en nosotros la llave de su libertad
y el paraíso definitivo, por nuestra oración, el que ya murió.

¡Misericordia, Señor!
En la ignorancia, seamos palabra oportuna.
En la indefinición, consejo que ilumine.
En la equivocación, corrección cierta y clara.
En la ofensa, perdón aunque cueste y hiera.
En la tristeza, una sonrisa del que irradia felicidad.
En los defectos del prójimo paciencia
que todo lo alcanza y con los que viven o han muerto,
la oración que todo lo puede.
Como Tú, Señor, siempre misericordia.

P. Javier Leoz

lunes, 22 de febrero de 2016

“Misericordina” Cuaresmal como remedio espiritual

 (A partir de la propuesta del Papa Francisco
del 13 de diciembre de 2013)

1. Regálale a DIOS un poco de tu silencio y, Él, te dará
abundancia de equilibrio interior y de fuerza para avanzar
en aquello que te propongas. La oración es el termómetro
de una fe contrastada con el Señor.

2. Ofrécele a quien necesite, un gramo de tu paciencia,
un minuto de tu escucha, un espacio de tu corazón. Sentirás
que, la felicidad, se conquista con lo que más cuesta.
El Señor siempre es paciente contigo.

3. Lánzate a las causas que, aparentemente, sean perdidas.
Defiende la verdad, aunque te digan que es mentira.
Abandera la esperanza, aunque vociferen que todo está perdido.
Mantén tu cintura cristiana, aunque te digan que eso fue
una moda que ya pasó. Recuerda: “Todo pecador tiene un pasado”
(Papa Francisco)

4. Acompaña al que, por la vida, anda sin rumbo. Al que confunde
el bien con el mal, el día con la noche, el cierzo con la brisa o la fe
con una idea simple y acomodada. Comprobarás que, el trigo
después de ser molido, ha de ser cribado para conseguir un pan bueno.

5. Libera, con la llave de tu personalidad, de tu palabra oportuna
o con tu habilidad cierta, a todo aquel que no sabe salir de la
celda de su egoísmo o cerrazón. Te darás cuenta que las cárceles
no existen en las periferias de las ciudades. Que hay muchos conocidos         
nuestros que, sin saberlo, se encuentran maniatados, sin libertad
para expresarse o sin valentía para hacerlo.

6. La ignorancia no está para denunciarla sino para instruirla.
Jesús, con paciencia y delicadeza, supo llevar adelante a un grupo
de 12 discípulos que no sabían –ni de cerca ni de lejos– la suerte
que le aguardaba al Maestro y tampoco a ellos. Si Jesús no lo tuvo
fácil, tampoco nosotros nos hemos de echar atrás por la incomprensión         
del momento. En la persistencia e insistencia está el éxito
de muchas cosas.

7. Las grandes necesidades no están sólo en el Tercer Mundo.
Hay un primer mundo solitario, ennegrecido y enfrentado.
Ayudar al necesitado es pensar y buscar quién está vacío, quien
camina desorientado, quién es mendigo de cosas tan elementales
como el afecto, la compañía, una palabra o un pequeño testimonio
cristiano. Puedes ser una mano abierta ante tantos rostros cerrados.

8. Misericordina de comprensión y no de ofensa; de alegría
y no de amargura; de paciencia y no de nerviosismo. Son un déficit
en un ambiente crispado, pesimista o lento para acoger al otro.
Procura, allá donde te encuentres, ser una receta afectiva y efectiva
ante situaciones que exigen un partir en dos el corazón que llevamos
dentro. Por Cuaresma, en el Año Santo Jubilar de la Misericordia,
“misericordina a domicilio” pero sin perder la denominación origen
y el médico que la receta:
¡DIOS DESDE EL CIELO Y DEMOSTRADA EN LA CRUZ!

P. Javier Leoz

domingo, 21 de febrero de 2016

Me llevan a ti, mi Señor - P. Javier Leoz



La Iglesia, que guarda, pregona y proclama tu Palabra.
La Eucaristía, que me llena de Ti,
en la que creo, ofrezco, te recibo y me nutre
con tu presencia real y misteriosa.

Me llevan a ti, mi Señor.
La oración que me funde a Ti
y me hace sentir tu compañía y tu protección.
La Gracia, que desde el cielo,
me socorre cuando estoy perdido,
me orienta cuando me encuentro despistado,
me inspira, cuando pido la palabra oportuna.

Me llevan a ti, mi Señor.
La súplica de toda la Iglesia.
La esperanza de los que creen en Ti.
La alegría de los que esperan en Ti.

Me llevan a ti, mi Señor.
El esfuerzo y el sacrificio
de tantos hombres y mujeres,
consagrados a tu Santo Nombre.
La mortificación y el testimonio
de tantas personas que, dejándolo todo,
tiran de la gran camilla, que es el mundo,
para que, ese mundo, se encuentre con Cristo.

Me llevan a ti, mi Señor.
La comunidad creyente, la parroquia,
el grupo, el rosario meditado,
la contemplación de tu Cuerpo y de tu Sangre,
la caridad y la fe, la Palabra y el amor.

Me llevan a ti, mi Señor.
El sacramento de la reconciliación,
los sacerdotes, la vida matrimonial,
la catequesis, el silencio, la paz,
la entrega, la generosidad y tu Espíritu.

¡Cuántas cosas, me llevan a ti!
Haz que nunca me olvide de pedir
la ayuda necesaria,
para que, nada ni nadie,
me aparte de Ti, Jesús.

Javier Leoz

sábado, 20 de febrero de 2016

Cuaresma frente al odio - P. Javier Leoz


El amor alienta, el odio abate;
el amor sonríe, el odio gruñe;
el amor atrae, el odio rechaza;
el amor confía, el odio sospecha.

El amor enternece, el odio enardece;
el amor canta, el odio espanta;
el amor tranquiliza, el odio altera;
el amor guarda silencio, el odio vocifera.

El amor edifica, el odio destruye;
el amor siembra, el odio arranca;
el amor espera, el odio desespera;
el amor consuela, el odio exaspera.

El amor suaviza, el odio irrita;
el amor aclara, el odio confunde;
el amor perdona, el odio intriga;
el amor vivifica, el odio mata.

El amor es dulce; el odio es amargo;
el amor es pacífico; el odio es explosivo;
el amor es veraz, el odio es mentiroso;
el amor es luminoso, el odio es tenebroso.

El amor es humilde, el odio es altanero;
el amor es sumiso, el odio es jactancioso;
el amor es manso, el odio es belicoso;
el amor es espiritual, el odio es carnal.
El amor es sublime, el odio es triste.

P. Javier Leoz

viernes, 19 de febrero de 2016

Cuaresma ¡Estación de carga! - P.Javier Leoz



Abre el depósito de tu corazón.
La Palabra del Señor te llenará del combustible
necesario para seguir caminando. Él te empujará
y te guiará, incluso, por los caminos más
insospechados por ti.

Apaga el motor de tus agobios y de tus obligaciones.
El silencio o la contemplación te harán sentir la paz
que tu mente y tu vida necesita. No es bueno
ir deprisa ni preocuparse demasiado.

No mires el “cuánto cuesta” cargarse de Dios.
A veces, lo más caro en el mundo, es lo más barato
para alcanzar la felicidad. Tal vez, con tu voluntad,
de momento es suficiente. Dios, pondrá lo demás.

Limpia el parabrisas de tu mirada.
Las imágenes que nos sacuden todos los días nos hacen
tener una visión demasiado pesimista del mundo.

Mientras Dios, llena tu interior, disfruta de su fuerza.
Pídele que nunca te falte su asistencia en tus decisiones,
problemas e inquietudes.

Reajusta, en estos cuarenta días, las piezas
que no encajan en tu forma de actuar, juzgar o vivir.
La Cuaresma es un buen taller para que Jesús actúe
en la complicada maquinaria que somos las personas.

No olvides el código de circulación de todo buen cristiano:
los mandamientos. Con ellos aprenderás que, el amor a Dios,
exige contraprestación a los que nos rodean. Pero, recuerda,
aun haciendo el bien por los demás…no olvides a Dios
que es la fuente de inspiración de la bondad.

Toma con firmeza el volante de tu vida.
No dejes que te manipulen. Que nada ni nadie te desvíe
del camino de la fe. Cuando tengas que parar, para.
Cuando tengas que acelerar, acelera. Pero, ¡nunca dejes
otros tomen el timón de tu vida por ti!

Incluye en el maletero lo imprescindible.
Cuando vamos de excursión ¿qué llevamos?
Que en estos días, previos a la Semana Santa, aprendamos
a vivir con lo esencial. Y, lo esencial, no es lo mucho
sino aquello necesario para ser feliz.

Desde la ventana observa el paisaje;
da gracias a Dios por la vida, por el sol, por la familia,
por la iglesia. No olvides que, Dios, nunca te abandona.

Cuando surjan dificultades; cuando tus días sean
una cuesta arriba ¡no te desesperes! Ofrece esa penitencia,
ese sacrificio por tantas personas que no tienen posibilidades
ni cuentan con tantos medios como tú.

No dejes de lado un alimento que, en cualquier fin de semana,
no puede faltar en el equipaje de tu chasis cristiano: la Eucaristía.
Con ella sabrás disfrutar y dar valor al domingo.
Sin ella, tu vida no tendrá mucho sentido.

Finalmente, cuando sientas el cansancio, detente
un momento. Reza a Dios. Hazle sabedor de que Él,
te puede llenar de oxígeno y de vida, de paz y de fortaleza.
La oración es el gran combustible que, muy pocos,
saben aprovechar o encontrar. Y, por cierto,
se encuentra gratis en el silencio.


P. Javier Leoz

jueves, 18 de febrero de 2016

La atracción del Señor - P. Javier Leoz



Atráeme, Señor,
para que me libere de lo que me esclaviza

Atráeme, Señor,
pueda vivir más contigo

Atráeme, Señor,
y que escuche tu voz con más nitidez

Atráeme, Señor,
para sumergirme en la Pascua

Atráeme, Señor,
y  comparta yo contigo tu hora

Atráeme, Señor,
así descubra la grandeza de tu obra

Atráeme, Señor,
y que seas Tú, mi imán y mi fuerza

Atráeme, Señor,
y que vuelva de aquello que me debilita

Atráeme, Señor,
y  sienta el calor de tu Palabra

Atráeme, Señor,
y comprenda la necesidad de ser salvado

Atráeme, Señor,
y sácame del lodo que me arrastra

Atráeme, Señor,
y empújame para subir contigo a Jerusalén

Atráeme, Señor,
y así no quede perdido

Atráeme, Señor,
quiero algo de tu vida

Atráeme, Señor,
necesito más  fe y mayor esperanza

Atráeme, Señor,
y hazme descubrir el rostro de Dios

Atráeme, Señor,
y si me escapo –no lo dudes– soy recuperable:

Torpe para las cosas del Padre
rápido para las que el mundo me ofrece

Frágil para retenerte como al mejor amigo
confiado con aquellos que no lo son tanto.

Y, si ves que me resisto, Señor –que te cuesta atraerme–
no me pierdas de vista, aunque me vaya lejos
pues, por muy remotamente que yo me encuentre,
sigo creyendo que tu ojo lo alcanza todo
y todo lo invade.
Amén.

P. Javier Leoz

miércoles, 17 de febrero de 2016

Que tenga hambre, Señor



Que tenga hambre, Señor.
De Ti, no dejándome adorar a otros dioses,
que no sea el Dios que Tú adoras.
De tu Palabra, y no me seduzcan aquellos mensajes
que buscan mi bienestar externo o superficial.

Que tenga hambre, Señor.
De tu presencia, antes que del vacío
al que me empuja el endiablado mundo en el que vivo.
De tu rostro, que es fuente de vida y de salvación.
De tus manos, que bendicen, perdonan y multiplican.
De tus ojos, que miran con amor.
De tu corazón, que ama como nadie sabe amar.

Que tenga hambre, Señor.
Del pan, al que Tú me  invitaras en Jueves Santo.
Del vino, que Tú ofrecerás en la mesa de tu sacrificio.
Del servicio que Tú pondrás como distintivo
de aquellos que decimos ser tus  amigos.

Que tenga hambre, Señor.
Hambre de Dios, y de adorarle mientras viva.
Hambre de Dios, y de bendecir su nombre.
Hambre de Dios, y de no venderle por nadie.
Hambre de Dios, para que atienda mis dolores.
Hambre de Dios, para escuchar su voz de Padre.
Que tenga hambre, Señor.

P. Javier Leoz