miércoles, 18 de noviembre de 2015

Los mandamientos de la alegría

Cada mañana, cuando te levantes,
pide a Dios el don de la alegría.

Incluso en las adversidades
mantén la calma y la cara sonriendo.

En el silencio de tu corazón siempre
ten presente que Dios te quiere
y que Él siempre te acompaña.

Una y otra vez, dedica tu mirada
a observar y admirar las buenas
cualidades de los otros.

Sin ningún miramiento,
siempre aleja de tu vida la tristeza.

Evita las quejas y las críticas:
no hay nada que sea tan deprimente.

Esfuérzate en tu trabajo y en tus obligaciones
con el corazón gozoso y alegre.

Siempre ofrece a los visitantes
una acogida afable y benévola.
 
Aleja de ti los sufrimientos y piensa
como hacer llegar la alegría a los otros.

Repartiendo alegría, ten seguro
que también la obtendrás para ti mismo. 

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