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viernes, 12 de febrero de 2016

Alégrate

Si eres pequeño, alégrate;
porque tu pequeñez sirve de contraste
a otros en el universo; porque esa pequeñez
constituye la razón esencial de su grandeza;
porque para ser ellos grandes,
han necesitado que tú seas pequeño,
como la montaña para culminar
necesita alzarse entre colinas, lomas y cerros.

Si eres grande, alégrate,
porque lo inevitable se manifestó en ti
de manera excelente,
porque eres un éxito del Artista Eterno.

Si eres sano, alégrate;
porque en ti las fuerzas de la naturaleza
han llegado a la ponderación y a la armonía.

Si eres enfermo, alégrate;
porque luchan en tu organismo
fuerzas contrarias que acaso buscan
una resultante de belleza
porque en ti se ensaya ese divino
alquimista que se llama el dolor.

Si eres rico, alégrate,
por toda la fuerza que el Destino
ha puesto en tus manos
para que la derrames...

Si eres pobre, alégrate;
porque tus alas serán más ligeras;
porque la vida te sujetará menos;
porque el Padre realizara en ti
más directamente que en el rico,
el amable prodigio periódico del pan cotidiano...

Alégrate si amas;
porque eres más semejante
a Dios que los otros.

Alégrate si eres amado;
porque hay en esto
una predestinación maravillosa.

Alégrate si eres pequeño,
alégrate si eres grande;
alégrate si tienes salud;
alégrate si la has perdido;
alégrate si eres rico;
si eres pobre, alégrate;
alégrate si te aman;
si amas, alégrate;
¡alégrate, siempre,
siempre, siempre!


Amado Nervo